El legado de Nina Simone. Mujer, afroamericana, activista y revolucionaria.
Escrito por Karla Mella el 21/04/2022
Nina Simone es una leyenda de la música. Una diva del jazz con una poderosa voz con un tono barítono casi andrógino que sigue sonando hasta nuestros días. Tocaba el piano con maestría y su capacidad interpretativa era poderosa. Más allá de su increíble talento como intérprete, Simone fue una mujer que usó su arte como algo más. Fue una mujer que usó su música para convertirla en un movimiento.
Eunice Kathleen Waymon es el nombre real de Nina Simone, quien nació el 21 de febrero de 1933. Después de comenzar a tocar el piano a la edad de tres años, tomó clases de música clásica y tocó en la iglesia a la que iba su madre. Amaba a los compositores de piano clásico: Bach, Chopin, Beethoven y Schubert. Cuando se graduó como la mejor estudiante de su clase de secundaria, comenzó a estudiar en la Julliard School de Nueva York, con el objetivo de convertirse en la primera pianista clásica afroamericana del mundo.
Sin embargo, vio frustrada su ambición, después de que se le negó una beca para el Curtis Institute of Music en Filadelfia, otro de los mejores conservatorios de música. En una entrevista de 1991, dice: “No me dieron la oportunidad de comenzar como pianista clásica negra. Me negaron una beca porque era negra.”
Después de este decepcionante final de su entrenamiento musical formal, comenzó a actuar en clubes nocturnos de Atlantic City, tomando el nombre artístico de Nina Simone en honor a la actriz francesa Simone Signoret. Su carrera comenzó a despegar a los veinticuatro años, cuando firmó con King Records y grabó su canción “I Loves You, Porgy” de la ópera Porgy and Bess de George Gershwin.
El impacto de Nina Simone lo podemos percibir hasta nuestros días. A pesar del desencanto de la artista, su lucha ha servido de inspiración para artistas como John Legend, Kanye West, Tracy Chapman entre muchos otros, que han entendido que la música de Nina era más que sólo canciones. Son una expresión de libertad racial, sexual y de género. Son piezas que forman parte de un movimiento. Son parte de un legado que aspiraba a que un día el mundo fuera un lugar más justo y mejor para todos.